Ninguno como él para echarse encima a todo un pueblo, incluidos los rivales. Para muchos fue el mejor, aunque otros exhiban resultados superiores. Su huella se mantiene incólume de generación en generación, para alimentar un mito que, con el tiempo, se convertirá en leyenda. Sucede con los grandes, que logran “colarse” en las profundidades de las almas de sus coterráneos.
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