Déborah, la niña de la foto, tiene cinco años. No lee, juega con los libros. En sus dos casas (de la abuela y la de los padres) tiene muchos libros que le han guardado para cuando ella entienda y se recree con la palabra escrita. Especialmente, su tía abuela Irma se encargó de formarle una minibiblioteca. Pero Déborah puede pasarse tres horas viendo muñequitos y otras tantas jugando en la computadora.
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