Thursday, March 27, 2014

Cristóbal Torriente: El Bambino… de Cienfuegos

Aquel herrero de la Perla del Sur, que atacaba los metales con fiereza, ha sido uno de los más grandes jugadores cubanos de cualquier época. Incapaz de regalar sonrisas insípidas ni desplazarse con la majestuosidad natural y la elegancia de Martín Dihigo, el acendrado azul añil de Méndez, o la descuidada figura de Bombín Pedroso, llegó a la pelota con la fuerza indiscutible del rudo oficio, cual mineros que rompen rocas en las profundidades de la tierra.



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